sábado, 11 de octubre de 2014

12 DE OCTUBRE
EL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA Y LA HISPANIDAD



Cuando Cristobal Colón comenzó el  atrevido viaje ultramarino, con sus tres pequeñas naves  rumbo a lo desconocido, Europa estaba en medio de la desintegración de sus valores cristiano –medievales. En cambio, España acababa de integrar su territorio y su cultura con la religión católica.
Por gracia de Dios, y con la enérgica determinación del matrimonio real formado por Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, después de vencer al último reducto del Islam en su territorio, y unido su Reino con la expulsión de los numerosos judíos enquistados por más de mil años entre los cristianos; esta doble monarquía, había sido la única que había escuchado con atención al visionario genovés Cristóbal Colón.
Mientras las otras monarquías europeas: la de Portugal, la de Francia y la inglesa habían desechado, por impracticable, el proyecto de Colón de llegar a la India viajando hacia el occidente.
La Providencia divina se había revelado aún, en el propio  nombre del gran marino que se empeñaba en llegar a la India navegando hacia el mar tenebroso del oeste. Cristóbal Colón significa: La paloma que conduce a Cristo”.
No podemos negar la evidencia de que aquí nos encontramos con el magno ejemplo de lo que es la “Historia Providencial”, pues los acontecimientos se fueron encadenando perfectamente para que dieran por resultado el ansiado viaje de Colón.
El matrimonio secreto de Isabel con Fernando, la coronación de Isabel  como reina de Castilla el 13 de diciembre de 1474,  la lucha contra Portugal para afirmarse en el trono por la derrota del rey portugués, eran los principales hechos, que se encadenaban a la toma de Granada el 2 de enero de 1492.
Toda Europa celebró con alegría ese feliz acontecimiento por considerar que compensaba la pérdida de la Constantinopla cristiana a manos de los turcos. Luego siguió la expulsión de los judíos porque habían atentado contra la Cristiandad ayudando ocultamente a los moros, y conspiraban secretamente contra el orden cristiano en Castilla y Aragón para devolver al Islam su reino perdido.
El 31 de marzo de ese año de 1492, Isabel y Fernando firmaron un documento que comenzaba así:

“Sabéis o debéis saber, que desde que tuvimos noticia de que había en nuestros reinos algunos malos cristianos que judaizaban, o apostataban de nuestra Santa Fe católica, a causa de la gran comunicación que había entre judíos y cristianos (nuevos), ordenamos a los dichos judíos, en Cortes que celebramos en la ciudad de Toledo en el pasado año de 1480, vivir aislados en todas las ciudades y villas de nuestros reinos…….Sin embargo, persiste y es notorio el daño que se sigue a los cristianos de las conversaciones y comunicaciones que siguen con los judíos, los cuales han demostrado que tratan siempre, por todos los medios de pervertir y apartar a los cristianos fieles, de nuestra Fe católica….. Hemos decidido ordenar a los hombres y mujeres judíos a abandonar nuestros reinos y no volver jamás……”

 La reina Isabel  de Castilla veía como algo providencial que los tres acontecimientos más importantes de su reinado contribuyeran a la gloria de España:

a) La conquista con que se daba fin, después de casi ochocientos años, al temor del dominio musulmán.
b) La liberación de la nueva nación, de todo peligro de explotación judía por parte de los enemigos internos de la Fe.
c) La oportunidad de cruzar los océanos, llevando el Evangelio de Cristo a millones de almas que no lo conocían.

Los Reyes Católicos escribieron una curiosa carta al Gran Khan de la India redactada en latín en 30 de abril de 1492, para que Colón se la entregara si lo encontraba:

“Don Fernando y Doña Isabel, por la gracia de Dios Rey y Reina de Castilla, de León, de Toledo, de Galicia, de Aragón, de Valencia, etc., etc. “

Al Rey:
“Hemos sabido que Vuestra  Alteza y vuestros súbditos guardan gran amor hacia nosotros y hacia España. Sabemos además que Vos y vuestros súbditos desean mucho, tener noticias de España. Por ello os enviamos a nuestro Almirante, Cristóbal Colón, que os informará que Nos hallamos en buena salud y perfecta prosperidad.”
Yo el Rey, Yo la Reina.
Granada, 30 de abril de 1492.

Por su parte, el historiador inglés William Th. Walsh escribe en su famoso libro “Isabel de España”

“Cristóbal Colón no salió de España buscando rutas nuevas para el comercio, sino como un misionero explorador. Y así sus últimos actos reflejaron el noble fin de su empresa. La tarde del 2 de agosto de 1492 él y sus hombres se confesaron, al día siguiente a las seis de la mañana recibieron la Santa Comunión de parte del Padre Juan Pérez en la pequeña iglesia de la Rábida. Éste bendijo las naves y en los mástiles se amarraron los estandartes de los Reyes Católicos y  de la Santa Cruz, y a las ocho en punto zarpó en nombre de la Santísima Trinidad”.

El costo de la empresa sumaba 1,167, 542 maravedíes; los Reyes Católicos aportaron un millón, Colón y los hermanos Pinzón el resto. Un maravedí equivaldría a 2 centavos de dólar de 1929,  según el historiador M. McCarthy en su obra: “Colón y sus predecesores”.

EL DESCUBRIMIENTO DE UN NUEVO CONTINENTE

Tras dos meses de vientos favorables las tres carabelas: la Pinta, la Niña y la Santa María, avistaron, el 12 de octubre de 1492, el Nuevo Mundo, con esto, se había cumplido la profecía del escritor hispano-latino Marco Séneca escrita mil quinientos años antes. “Llegará un día en que el océano romperá sus cadenas, y aparecerá al oeste un nuevo continente, y Thule no será la última de las tierras” 

Cristobal Colón regresó a España el 14 de marzo de 1493. Para encontrar a los reyes que estaban en Barcelona, hizo el recorrido desde Palos, en medio del júbilo de los habitantes. Tras un mes de marcha triunfal con los indios semi desnudos caminando adelante del convoy, el Almirante llegó montado en un caballo blanco atrás del grupo de marinos que regresaba de tierras ignotas.

Con la posesión del inesperado como enorme hallazgo de la América; comenzó la formación del Imperio Español de 300 años de duración, naciendo con ello, la Hispanidad.

El Descubrimiento y Conquista de las nuevas tierras significó un gran trabajo y sacrificio para España, que conservaba aún, el espíritu de cruzada por la Fe, ya débil o perdido en el resto de Europa. Los Reyes Católicos convocaron a los más aptos de sus súbditos para elaborar el estupendo compendio llamado Leyes de Indias, para evangelizar y  civilizar, de acuerdo a la Doctrina de Cristo, a la multitud de paganos conquistados y pacificados por los exploradores y los eclesiásticos, durante los trescientos años del Imperio Español en América.

Hemos dicho sacrificio anteriormente, porque España se desprendió de sus mejores hijos para evangelizar, poblar y dominar, tanto a los hombres, como a la naturaleza de las tierras descubiertas.

En trescientos años se formaron nuevos pueblos, villas  y ciudades e inéditas razas, como ninguna otra nación hubiese podido construir. El Imperio Español se convirtió en la Cristiandad americana, es decir: la Hispanidad.

Lamentablemente, las ideas liberales de la Ilustración de los siglos XVII y XVIII diluyeron la Fe y el carácter religioso con el cual se había edificado el Imperio Español. 

Sus enemigos: Inglaterra, Holanda, la Francia napoleónica y la República norteamericana; se dieron cuenta de esa debilidad, y con odio reconcentrado a todo lo católico y español difundieron entre los habitantes hispanoamericanos la antigua y corrosiva “Leyenda Negra lascasiana” inventada por los protestantes.
Los intelectuales hispanoamericanos del siglo XVIII  con desordenada admiración por los sistemas políticos y sociales angloamericanos protestantes, dividieron el pensamiento de los habitantes del Imperio desatando, por medio de la Masonería, las revoluciones de independencia de los súbditos españoles de América, en los principios del siglo XIX, destruyendo irremediablemente, lo que antes había estado unido. España perdió su Imperio pero, gracias a Dios, la unidad cultural de los hispanoamericanos de todas las razas y sus mezclas, continúa hasta hoy. Por lo tanto son 20 las naciones que en el siglo XXI participan, junto a España, de la misma cultura, y dan forma y fuerza a la Hispanidad.
Luis G. Pérez de León Rivero.
12 de octubre de 2014.
EDICIÓN DE LUIS OZDEN
luisozden@gmail.com



                                     



OBRAS CONSULTADAS:
“Viajes de Colón”, Martín  Fernández de Navarrete, Ed. Porrúa, 1987.
“Cristóbal Colón”, Salvador de Madariaga, Ed. Sudamericana, 1973.


“Isabel de España”, Willian T. Walsh, Ed. Palabra, Madrid